El cielo de noviembre pide creer en nuestra fuerza animal y que no nos demos por vencidas antes de empezar a mutar.
Somos brujas. Vemos más allá de lo evidente. Intuimos un camino nuevo. Abrazamos lo que sí hay, lo que sí decidimos, las pasiones que sí tenemos. Sabemos que somos lo que sentimos.
Crecimos. La madurez emocional nos lleva a la siembra del 1/11 abiertas y entregadas, sin querer controlar el proceso.
Aullamos nuestro deseo y confiamos en nuestro poder.
La energía de Escorpio no tiene medias tintas, siempre es a todo o nada. Vida y muerte en una trama indescifrable.
Aquí amamos el misterio e intentamos develar todo. Disfrutamos de las emociones fuertes, tanto como de la alquimia en la cocina y de elaborar nuestras pócimas con plantas medicinales. Hacemos terapia, procesamos duelos, lloramos a cántaros en nuestra soledad.
Todo brota desde la caverna interior.
Despertamos el arquetipo de la chamana, la sabia, la que no se deja atrapar por falsedades. Vemos y hablamos sin filtros, atravesamos el portal pagando la moneda a Caronte para volver a casa después, renovadas.
Muchas veces desconfiamos de lo que somos capaces, no creemos en nuestra fuerza y potencial. Nos damos por vencidas antes de empezar.
Cuando nos separamos de la tierra nos debilitamos, nos volvemos fantasmas de lo que podríamos haber sido. Nuestras vidas se estancan y se llenan de aburrimiento.
Escorpio es nuestro gran aliado para tomar conciencia y pasar los tragos amargos con entereza. Nos recuerda que la potencia está en nuestro mundo interno, que somos capaces de levantarnos y seguir una y otra vez.
Esta temporada podemos dar “amorosa muerte” a lo caduco en nosotras, lo que no nombramos pero aún cargamos. Aceptar el duelo y luego continuar el camino más livianas.
Si nos sentimos morir, dejemos al escorpión hacer su trabajo: reconstruirá los huesos para que emerja el ser salvaje que somos.
Este signo es profundo y visceral. Nos conecta con la voluntad de transformar, pero es indomable. Tendremos que aceptar la bella monstruosidad, lo denso, lo no integrado.

La luna nueva del 1/11
La luna nueva dejó una estela de luz y profundidad que todavía estamos interpretando. La despedida de Plutón en Capricornio activada por Marte en oposición es tan potente que la sensación de explosión nos persigue hasta en sueños.
Saber dar muerte a las formas que llegaron a su fin es un acto digno de maestros. Tendemos a arrasar con todo, o a “arrancar de raíz” lo que molesta, pero no tenemos afinada la percepción como para discernir exactamente qué es lo que se termina.
¿Acaba un vínculo, o la forma del vínculo? ¿Acaba la forma del vínculo o mi manera de habitar esa forma?
Las preguntas se van volviendo más finas, más sutiles, especialmente ahora que Plutón remueve lo último de nuestras corazas.
La impecabilidad que pide Escorpio es total. Un paso en falso y cortamos la enredadera equivocada.
También son tiempos de ser pacientes con nuestros duelos. Las despedidas requieren conciencia y demandan agradecimiento. No nos podemos ir de algo -o de alguien- sin expresar la gratitud por lo que hemos aprendido y vivenciado.
No hay margen para ser egoístas, ni pensar sólo en nuestro dolor y menos para sentir pena por nuestro yo herido.
La madurez de este ciclo que inicia la veremos en mayo del 2025. Ahora toca conectar con la intención certera: soltar el control. Y ese soltar es un no-hacer, un “dejar que sea”, es CONFIAR.
Cuando nos abrimos a RECIBIR estamos vulnerables. Por eso el soltar no es un acto, es una RENUNCIA, una espera y una muerte.
Defendiéndonos mecánicamente levantamos los escudos y permanecemos en modo “supervivencia”. Hacemos sin parar para evitar que la VIDA entre en nosotros.
Abracemos el miedo que nos lleva a encerrarnos. Aceptemos el terror que sentimos de estar VIVOS, con la incertidumbre y misterio que eso significa.

Les abrazo con todo el corazón,
Laura.-
PD1: en el vivo de luna nueva en Escorpio pueden ampliar mucho estas ideas.
PD2: las lecturas del cielo que les propongo son hipótesis, no verdades. Confíen en su propio sentir y los mensajes que llegan a sus corazones.