Temporada Aries con eclipses y la herida en primer plano. Sensación de agotamiento en el cuerpo como si todas las vidas de nuestros antepasados fueran carga sobre el pecho.
Asombra cuánto daño podemos hacer y hacernos a pesar de la conciencia acrecentada que ostentamos. Perdemos consuelo en medio del mundo en llamas.
Emerge un nuevo tiempo pero sin claridad, emociones viejas se entremezclan con pasión y amargura, la razón ya no encuentra justificaciones válidas a lo que estalla.
No duele lo personal, sangra una humanidad.
Este mes de fuego despertó inquietud y cansancio. Hay tanto para procesar que no parece fugaz y direccionado como el Aries que conocíamos.
Es que nada va a volver a ser como antes. El mundo ya es otro y los que nacimos en el siglo pasado nos estamos “aggiornando”, adaptando, desplegando todas las resistencias posibles con la fantasía neptuniana de volver el tiempo atrás.
¿Qué trae la temporada Aries?
Hasta el 25/4 Mercurio retrógrado profundiza la palabra y comunica con eficacia lo que anhela el corazón. La pausa antes de decir permite comprender el propósito de nuestra comunicación. Cuesta mostrarnos vulnerables pero es el único camino posible para lograr lo que deseamos.
Marte en Piscis se unió a Saturno el 10/4 con un doble juego: ¿sentimos encorsetados nuestros deseos o aprovechamos a bajar a tierra aquello por lo que luchamos? La ambivalencia de sentimientos se compara con la dualidad pisciana: encauzar o no la energía depende de si dormimos o despertamos.
Direccionar las bases para que nos sostengan, poner el deseo al servicio de logros grandes, madurar nuestro capricho ilimitado. Esta conjunción es oportuna para responsabilizarnos por nuestra posición en el cambio. Entregarnos en amor al destino que nos toca, deshechizar ambiciones implantadas.
Júpiter y Urano en Tauro al borde del abismo inevitable. Cada encuentro es un final y un comienzo, sentimos la contundencia de la tierra con su creatividad ilimitada.
Habitamos el ojo de la tormenta, ¿qué valores sembraremos ahora?
Confiemos en la expresión ariana de pureza que busca encarnarse.
Nos vemos en Tauro,
Laura.-