Es el primer eclipse en Libra del año y la intensidad ya desborda al cuerpo y a la mente como si hubiéramos vivido un milenio en tensión. La potencia del cielo llega evidenciando el agotamiento de formas, los acuerdos injustos y el daño deliberado.
La Luna se oculta en la sombra de la Tierra de forma suave y sutil, como lo hacen a veces las heridas. Ser amados y aceptados es esencial para nosotros, primero por sobrevivencia, luego por pertenencia y finalmente por decisión.
Veremos expandido todo el amor y todo el desamor del mundo esta noche.
En la temporada de eclipses se amplifica aquello que está listo para ser visto, como en un zoom. Se siente más fuerte, se ve todo más nítido.
Complacer es el motor relacional de Libra, estar disponible para responder amablemente al espejo. Confundir amabilidad con sumisión o con falta de ímpetu será el error que esta Luna mostrará.
Escuchamos y tenemos en cuenta a los otros, tejemos trama y contenemos por gusto, no por obligación.
Este plenilunio con eclipse en Libra oscurece mecanismos vinculares conocidos para mostrar formas nuevas. Las reacciones típicas no nos funcionan, aunque nos queramos esconder en la víctima ya no podremos.
¿Qué vuelve a emerger ahora que no vemos desde el 2004/2006?
¿Qué vínculos se resignifican?
También son años resonantes el 2014 y 2015 a la hora de integrar experiencias pasadas.
Se ponen en cuestión nuestros inicios, nuestra manera de abrirnos camino y las personas con quienes co-creamos.
Venus y Marte, regentes del eje nodal, discurren en Piscis desarmando cualquier barrera o borde levantado para la lucha.
La presencia de Saturno y de Quirón nos mueven a empatizar con madurez ante todo el dolor injusto y tomar acciones reparadoras.
Tenemos la oportunidad de nacer a un nuevo equilibrio, una nueva manera de habitar la vida y las relaciones. Podemos – y necesitamos- reconocernos en los ojos de los otros, incluso de los que parecen enemigos.
Aceptar que también somos lo que rechazamos, que podemos dañar como lo hicieron con nosotros, pero elegir no ponerlo en práctica.
Cada sentimiento, cada comprensión, cada acto respetuoso, amable y consciente, hace la diferencia.
Somos el proceso de nuestras emociones, el resultado de todas y cada una de las veces que volvimos a empezar, las que pedimos ayuda y todas las que no supimos hacerlo. Somos las personas que nos acompañaron y las que acompañamos, las nutriciones mutuas, el abrigo y la desesperanza.

Cicatrizar es más que sanar. Es tener una llave para hacer memoria, reunirnos con el tiempo y aceptarnos enteros.
Morimos al “yo” para renacer al vínculo. Nuestra profundidad es compañía y cobijo para almas amigas, no temamos la intensidad. Estamos al servicio de una fuerza más inclusiva y flexible.
Estemos abiertos para recibir y disponibles para dar.
En tiempos confusos y acelerados, confluyamos en el sanador abrazo.
Si querés saber más, te recomendamos mirar el VIVO de Luna llena de Lau en YouTube: https://www.youtube.com/live/YYgcBdfBJ28?feature=shared