El jueves 12 de noviembre se actualiza la conjunción de Júpiter y Plutón en Capricornio, tercera vez de forma exacta en 2020, involucrando también a #Saturno, el dios del tiempo.
Hablamos todo el año –y años anteriores- al respecto del final del mundo conocido con esta configuración, y creo que es indiscutible ya. Evidente es que algunos cambios vinieron para quedarse y que no hay un “antes” al que volver.
Lo que más valoro de este momento histórico es la toma de conciencia obligada que estamos haciendo como individuxs. Se está haciendo obvia la responsabilidad que tenemos cada unx sobre el tiempo que nos toca vivir. Habitamos un orden sistémico que nos trasciende, cada partícula modifica a esa totalidad, y es modificada a su vez.
Capricornio nos empuja a trabajar el rol de autoridad, o sea, de ser autores y autoras de nuestras vidas. Nos lleva a tomar decisiones certeras por las que podamos dar respuesta. Y de eso se trata la responsabilidad, de poder dar una respuesta satisfactoria a las consecuencias generadas por aquellas cosas que hacemos, u omitimos hacer.
Pensando en ciclos, esta gran configuración en el cielo sería una preparación para pasar a un nuevo estado de cosas, donde la libertad y el desapego sean las reglas que gobiernen entre humanxs y al respecto de la naturaleza (muy acuariano esto) Sin embargo, observando nuestro desarrollo, aún fijado en una mente mecánica, y en un estadío auto-referencial, ese desapego se vuelve desinterés por los semejantes (humanxs, animales, etc) y la libertad se convierte en irresponsabilidad y separatividad.
Ahora mismo, lo que se está destruyendo es la concepción de la supuesta “autonomía humana”, en cuanto a creernos gobernantes absolutos del mundo, creencia gestada a partir de la Ilustración y el Iluminismo. Muere el culto a la “Diosa Razón”. Veremos qué renace…
Éste es un tiempo para que pensemos “nuevo”, para que abramos la mente y aceptemos la diversidad que nos rodea. El nodo norte está en Géminis pidiendo diálogo y comprensión, rompiendo la lógica jerárquica.
Lo más saludable quizás sea la auto-pregunta: ¿Qué estructuras jerárquicas me componen? ¿Cuál es mi escala de valores? ¿Creo que mis maneras de ser y hacer son verdades? ¿Trato de imponerme? ¿Acepto que el espejo vincular me devuelva una carcajada ante mi importancia personal?
Tomar el lugar de responsables. Por nosotrxs mismxs y por el entorno que habitamos. Sin mentirnos. Sin falsearnos.
