Equinoccio de primavera. Dejarnos guiar como las semillas, que recorren grandes distancias para germinar lejos de la planta madre. Confiar en las abejas, aves y vientos que nos invitan a ir más allá de lo conocido.
Dar nueva vida.
Mi amiga Zez de @blogastrologico dice que el equinoccio “es un tiempo de reconciliación, reconexión y reciprocidad con lo sagrado de la naturaleza.”
Conectar con el equilibrio perfecto entre el día y la noche nos recuerda la posibilidad de ser Todo, de amar la diferencia.
Por un momento podremos percibir la maravilla de ser lo que no somos, de danzar al compás del encuentro.
El Sol en su camino por Virgo nos recordó nuestra esencia ecosistémica. Ahora el cruce a Libra nos devuelve al vínculo con ojos sabios.
¿Podremos crear belleza? ¿Inventarla desde cero, con nuestras diversidades y sueños?
El cielo del equinoccio
Neptuno en oposición al Sol sigue desarmando las etiquetas: definir a lxs demás es robarles la ternura. “Encasillar” nos separa del misterio y de la alegría de descubrirnos.
Marte en Libra en oposición a Quirón en Aries afirma el dolor de actuar sin registrar a lxs demás, sin tener en cuenta al entorno, al océano, a la roca. Todo en la Tierra está vivo y merece nuestro respeto.
Nuestro propio valor radica en la capacidad que tengamos para abrazar “lo otro”. El valor que le demos a la naturaleza y a los seres que coexistimos en ella será también nuestro valor.
La luna en cuarto creciente -y ya entrada en Capricornio- limitará nuestras fantasías para construir realidad: somos tal y como podemos, nosotrxs y todos. Resistir, duele. Acompañar con corazón, nos humaniza.
Venus, regente de Libra, en Leo y cuadrando a Urano y Júpiter profundiza la huella que el entorno deja en nuestro cuerpo. Cada encuentro es una despedida, lo incierto despliega magia y miedo.
Atravesar el portal.
Sacarse la vieja piel.
Esperar pacientemente a que sane.
De eso se trata la primavera.
Para que los capullos se vuelvan mariposas, toca llorar la pérdida de lo que no seremos.
La flecha avanza hacia los eclipses.
Feliz transformadora temporada.
Con amor y el pecho lleno de flores,
Laura.-
