Hoy les presento a la #salviaazul, la #planta del “daño”.
La medicina con plantas nos plantea un desafío clave: aceptar los procesos, aunque no entendamos lo que sucede ni porqué sucede.
Estamos acostumbradxs a vivir la vida de forma productiva, a generar resultados rápida y furiosamente. Pretendemos manejar racionalmente todo.
Las #hierbasmedicinales nos rompen todas las estructuras. Nos llevan a aprender a detener el tiempo. Dejar para mañana lo que podíamos hacer hoy.
Esperar.
También, erradamente, tenemos todo organizado entre “bien” y “mal”. Y catalogamos a “dañar” como “malo”. Sin embargo, la #Pachamama hace daño cuando cae un granizo, cuando un felino mata por gusto o cuando no llueve por meses.
La Tierra usa el “daño” naturalmente. Quizás sea para reestablecer el equilibrio -aunque quizás nunca entienda los motivos profundos-, pero seguro no lo hace como “castigo”.
El daño está ahí. Como el dolor y la muerte, es parte de la vida
Tomando #plantassolares, que te llenan de energía desbordante y te hacen conectar con tu potencia interior, se agrega un poco de esta salvia para no excedernos, para regirnos por los códigos de la Madre Tierra.
Sentís el poder, pero también sentís el daño en ti. Todo en su justa medida.
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En #carnaval las culturas andinas originarias desenterraban “el daño” (que había permanecido bajo tierra, a resguardo, un año entero) y dejaban libres los impulsos. Dejaban que la sombra subiera a la superficie. Lo hacían sólo en lo que duraba el carnaval. Luego la volvían a enterrar.
Durante carnaval la sociedad se empoderaba de su oscuridad.
El daño está ahí. Y si no lo admitimos y usamos, si lo negamos, termina saliendo igual de formas mucho más nocivas. Se vuelve un monstruo.
Usemos el “daño” conscientemente sobre nuestra imagen personal, sobre nuestro “ego” ambicioso. Dejémonos en evidencia.
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Usemos el daño soltando el celular y las redes por un rato, saliendo a caminar sin rumbo, recolectando hierbas del entorno. Así vamos a corroborar que el parásito mental se estresa sin comer imágenes, que es voraz.
Ése quizás sea un daño útil. Salir del “Yo”, entrar a la vida.
